Ceremonia Solemne para Develar la Inscripción en el Muro de Honor del Senado de la República, la Leyenda “A 500 Años los Pueblos Indígenas y Afromexicanos son el Sustento Pluricultural de la Nación”

Ciudad de México, 4 de julio de 2024

SENADORA ANA LILIA RIVERA RIVERA: Buenos días.

Hoy es un día de fiesta en el Senado de la República, hemos sido convocadas y convocados para la develación en el Muro de Honor, del apotegma “A 500 Años los Pueblos Indígenas y Afromexicanos son el Sustento Pluricultural de la Nación”.

Damos la bienvenida a quienes nos honran con su compañía en el presídium.

Damos la bienvenida con mucho cariño y respeto, a la senadora Xóchitl Gálvez Ruiz, quien fue presidenta de la Comisión de Asuntos Indígenas durante parte de la Sexagésima Cuarta y Sexagésima Quinta Legislaturas.

Del mismo modo, le damos la bienvenida con el cariño, con el respeto a su congruencia y a su persistencia y a la visibilidad que tuvo desde el día que llegó aquí, al Senado de la República, para que la comunidad afromexicana fuera reconocida, a nuestra querida compañera, la senadora Susana Harp Iturribarría, presidenta de la Comisión de Cultura.

Damos la bienvenida al senador José Narro Céspedes, presidente de la Comisión de Defensa Nacional.

Todos ellos, son promoventes del apotegma que nos reúne este día.

Asimismo, damos la bienvenida a la ciudadana Silvia de Jesús Maya. Gracias, Silvia. A la maestra Rosa María Castro Salinas. Y a nuestro querido compañero, el señor Pedro Moctezuma, representantes de los pueblos indígenas y afromexicanos.

Igualmente, damos la bienvenida a la doctora Laura Ita Andehui Ruiz Mondragón, secretaria de Pueblos y Barrios Originarios y Comunidades Indígenas residentes de la Ciudad de México.

Al doctor José Samuel Aguilera Vázquez.

La diputada Beatriz Mojica Morga, representante del Distrito V en el Congreso del estado de Guerrero y senadora electa de la Sexagésima Sexta y Sexagésima Séptima Legislaturas.

Damos la bienvenida a nuestra querida compañera, joven senadora, a María Celeste Sánchez Sugía, digna representante de la comunidad afromexicana.

A la cantante Alejandra Robles. El señor Jaime Martínez Veloz. El señor Pascual de Jesús. El doctor Pedro Salmerón y la señora Basilisa Montaño Gutiérrez.

También al doctor Gustavo Torres. Muchas gracias.

Así también agradecemos la presencia de todas y todos ustedes, distinguidas personalidades que hoy nos acompañan.

Compañeras senadoras.

Compañeros senadores.

Distinguidos invitados:

La inscripción en el Muro de Honor en el Senado, del apotegma “A 500 Años los Pueblos Indígenas y Afromexicanos son el Sustento Pluricultural de la Nación”, se desprende de dos iniciativas; una de ellas presentadas por el senador José Narro Céspedes el 9 de diciembre de 2021. Y otra, presentada por las senadoras Xóchitl Gálvez Ruiz y Susana Harp Iturribarría, el 1 de agosto de 2023.

Dichas iniciativas se turnaron para su análisis, a las Comisiones Unidas de Asuntos Indígenas y de Reglamentos y Prácticas Parlamentarias y para opinión de la Comisión de Cultura.

Entre las razones que las comisiones tomaron en cuenta para aprobar estas iniciativas, sobresalen:

La resistencia de los pueblos indígenas tiene su origen hace 500 años, desde los primeros momentos de la conquista; donde los sobrevivientes de la guerra y las enfermedades importadas por los europeos, ocasionaron diversas epidemias y desembocaron en una catástrofe demográfica, en la que murieron aproximadamente ocho millones de personas.

Dos. Es a raíz de la Conquista de América que se dio un proceso de dominación colonial. La política del colonizador hacia el colonizado ha sido de exclusión y homogeneización en donde los más perjudicados han sido todos los miembros de la población originaria y de afromexicanos que hay en nuestro país.

Tres. Los hombres y mujeres de los pueblos originarios y afromexicanos son los que han resistido a diversos intentos de aniquilamiento, y eso es lo que les ha permitido sobrevivir, conservando un conjunto de elementos culturales que consideran propios respecto a los cuales demandan el derecho exclusivo de tomar decisiones con base en su cosmogonía.

Cuatro. Los pueblos indígenas resistieron y se opusieron a las distintas formas de dominación que les habrían de imponer. Primero, durante la Conquista y la Colonia, y, después, la que resultaría de la independencia del Reino de España.

Cinco. Posteriormente, a principios del Siglo XX, durante la Revolución, es cuando los indígenas se convierten en la base de la lucha armada e ideológica para reivindicar parte de lo que habían perdido: tierra y libertad.

Seis. A pesar de las luchas en que todos los pueblos indígenas y afromexicanos han sido protagonistas, como lo fue en la Guerra de Independencia, en la Revolución Mexicana, éstos continúan en situación de pobreza y desigualdad.

Siete. En la actualidad, los pueblos indígenas y afromexicanos sufren constantes embates en su contra, ya que sus montes, aguas y demás recursos naturales están en la mira de empresarios sin conciencia nacional.

Ocho. Los pueblos indígenas y afromexicanos también aportan a la diversidad cultural de México con sus distintos rituales y ceremonias, con sus tradiciones y diferentes formas de pensamiento filosófico. Asimismo, nos aportan su cuidado de la naturaleza y sus trabajos en la agricultura, el arte y la medicina tradicional.

Nueve. Para reconocer la importancia de estos pueblos, el 28 de enero de 1992 se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Decreto por el que se adicionó un primer párrafo al artículo cuarto de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en el que se reconoce que la Nación Mexicana tiene una composición pluricultural sustentada originalmente en sus pueblos indígenas. Ese artículo fue reformado nuevamente en el año 2001, cuando el 14 de agosto de dicho año, se publicó la gran Reforma Indígena que trasladó el artículo segundo Constitucional a toda la regulación en la materia.

Diez. Si bien los derechos de los pueblos indígenas son de reciente desarrollo, los de los pueblos afromexicanos son aún más recientes, pues, aunque estos pueblos han sido parte de la identidad y de la construcción de la Nación Mexicana desde la época Colonial, estuvieron invisibilizados por siglos.

Es hasta hace menos de una década cuando se empezó a consolidar la idea de que estos pueblos tenían derechos que debían reconocerse expresamente en nuestro Texto Constitucional.

Así, el 9 de agosto de 2019, se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Decreto por el que se adicionó el Apartado “C” al artículo segundo de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, que reconoció expresamente a los pueblos y comunidades afromexicanas y sus derechos.

Aprobado el Dictamen por las Comisiones, fue remitido al Pleno del Senado, donde fue aprobado unánimemente el 13 de febrero del año en curso y publicado en el Diario Oficial de la Federación el día 21 de ese mismo mes y año.

En este acto, un merecido homenaje que el Senado de la República y sus integrantes hoy rendimos a todas y todos los pueblos originarios y comunidades indígenas y afromexicanas de nuestro país.

Es así como iniciamos con las intervenciones programadas para esta ceremonia, por lo que se concede el uso de la Tribuna a la senadora Xóchitl Gálvez Ruiz, promovente del apotegma.

SENADORA XÓCHITL GÁLVEZ RUIZ: (Habla en lengua indígena).

Muy buenos días, señoras, muy buenos días, señores. Es un gusto estar aquí con todos ustedes.

Saludo a todas las hermanas y hermanos indígenas que nos visitan, prácticamente de diferentes partes del territorio nacional.

Muchas gracias, mi querida Ana Lilia Rivera, presidenta de la Mesa Directiva.

Y, también saludo a mi querida Susana Harp. Reconozco tu tenacidad, hicimos un gran equipo Susana Harp, ella como presidenta de la Comisión de Cultura; y yo como presidenta de la Comisión de Asuntos Indígenas, y la verdad, Pepe, también reconozco tu tenacidad para que pudiéramos sacar esta leyenda o apotegma, para reconocer a los pueblos indígenas y afromexicanas.

También me encanta ver a Celeste. Un gran trabajo, Celeste, que hicimos juntas en la Comisión de Pueblos Indígenas y Afromexicanos. Muchas gracias.

Sin lugar a dudas, hoy es un día importante donde se devela esta placa, donde se reconoce a los pueblos indígenas y afromexicanos como el sustento cultural de nuestra nación. Y no hay duda.

No hay duda de que justo, de todo lo que nos podemos sentir orgullosos a nivel nacional, tiene que ver con esta raíz indígena; tiene que con la gastronomía, tiene que ver con la lengua, tiene que ver con la cultura, con nuestras tradiciones. Y, es importante que hoy se reconozca aquí en el Senado de la República.

Y también saludo la presencia, digo, no voy a repetir a todos los que están aquí, ya los mencionó nuestra presidenta de la Mesa Directiva; pero me gustaría también platicar sobre los pendientes que dejamos.

Ya se habló, porque ya aquí viene también nuestra próxima senadora, ya se habló de los avances y, sin lugar a dudas se lograron avances. El reconocer en la Constitución en el apartado C, a los pueblos afromexicanos, el haber sacado más de 50 leyes secundarias que reconocen plenamente los derechos que, por cierto, ofrezco una disculpa por el tiempo que nos tardamos en sacar todas estas leyes.

Parecía que no había la misma prisa que nos corría a Susana y a una servidora, para que en la Cámara de Diputados se sacara lo que habíamos dictaminado en el Senado; pero finalmente se logró y creo que eso es muy importante.

Yo quisiera aquí hablar de los pendientes, porque yo creo que es lo importante. Esta reforma constitucional que no ha podido ser aprobada.

La empezamos en 2001, con los acuerdos de San Andrés Larrainzar, han pasado 23 años. Yo estaba convencida de que en esta Legislatura teníamos los votos de todos los partidos para sacarla adelante; al yo estar en la presidencia de la Comisión de Asuntos Indígenas, al estar Susana en la presidencia de la Comisión de Cultura, era el momento de sacar.

Pero, desafortunadamente siempre hay otros temas que fueron comiendo la agenda. Yo dejo ahí una iniciativa que presenté como integrante de la Comisión de Asuntos Indígenas del Senado, donde se abordan diferentes temas; porque yo escucho que hoy se habla de reconocer a los pueblos indígenas como sujetos de derecho.

No es suficiente. Tenemos que ir por todo e ir por todo, es reconocer a los pueblos indígenas como sujeto de derecho; reconocer el derecho a la consulta plena, previa, libre, informada.

Sigue habiendo abusos en obras de infraestructura donde no se hacen consultas de manera pertinente a nivel municipal, estatal y federal. tenemos que hablar del tema de tierras y territorios, es un tema que sigue en el debate público.

El pleno acceso a los recursos naturales, aquí hablaba la Presidenta de que sigue habiendo abusos, pero sigue habiendo abusos porque este pleno acceso a los recursos naturales que tiene que ver con agua, con bosque, con los servicios ambientales que prestan las comunidades indígenas.

Y sí voy a poner un tema en la Mesa que veo con muchísima preocupación, que es la desaparición del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas.

Yo creo que todos aquellos cercanos a la 4T tienen que hacerle ver a la próxima presidenta electa que el tema del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas es una lucha que ustedes dieron, que los lingüistas dieron durante muchas décadas y que se debe de defender.

La verdad es que presupuestalmente está con muy poco recurso, no le afecta al presupuesto federal y sí es importante. Porque hay Real Academia de la Lengua Española, y por qué no haber un Instituto de las Lenguas Indígenas en nuestro país.

Entonces, en ese sentido yo creo que son de las pocas cosas que una servidora logró impulsar en el 2003. El fortalecimiento de las universidades interculturales bilingües. Yo creo que estas universidades han sido punta de lanza en muchos temas, la del Estado de México, la Intercultural Maya, la Intercultural del estado de Hidalgo. En fin, hay muchísimas universidades. Hay que seguirlas impulsando, fortaleciendo.

Y yo sí diría el presupuesto para el INPI. Lamento muchísimo que después de cuatro años sigan tomadas las oficinas del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas.

Qué, ¿no hay nadie que pueda tener diálogo con los que tienen ocupadas estas oficinas? Yo creo que llegó el momento de recuperar y de dialogar con las personas que las tienen tomadas.

Y, en ese sentido, lo que más me preocupa es el acervo de los pueblos indígenas que están en ese edificio. Hay acervo desde el siglo XVII, que va a ser muy difícil recuperar si se llega a dañar.

Entonces, creo que yo quiero hacer hoy un corte de caja súper positivo, pero siempre hay pendientes. Yo creo que esto, sin lugar a duda, es un avance.

Qué bueno que todos los senadores de la próxima Legislatura puedan estar mirando permanentemente esta deuda histórica de los pueblos indígenas y los pueblos afromexicanos, pero sobre todo que esta deuda se traduzca en presupuesto; en presupuesto para resolver los enormes rezagos de infraestructura, de educación, de salud, que sigue habiendo en nuestras comunidades indígenas.

Yo cierro de manera muy optimista estos seis años en la Legislatura. Estoy muy contenta. Pude construir prácticamente consenso unánime con todos los partidos políticos: Con Morena, con el Verde, con el PT, con el PRI, con Movimiento Ciudadano.

Y eso es un ejemplo de que cuando hay una cusa que nos une hay manera de hacer consensos.

Ojalá en México el diálogo sea lo que nos caracterice y terminar con este odio, con esta división, porque ningún país que divide sale adelante.

Muchas gracias.

SENADORA ANA LILIA RIVERA RIVERA: Muchas gracias senadora Gálvez Ruiz.

Queremos reconocer y saludar la presencia hoy, del señor Marco Michel, quien fue miembro de la COCOPA. Está aquí con nosotros. Muchas gracias.

También, le damos la bienvenida a la señora Minerva Sánchez, del Movimiento de Unificación y Lucha Triqui. Muchas gracias.

Tiene ahora el uso de la Tribuna la ciudadana Silvia de Jesús Maya, representante de los pueblos indígenas.

SILVIA DE JESÚS MAYA: (Habla en lengua indígena).

Como verán, les hablé en mi lengua materna, que mi lucha indígena al llegar a la ciudad, a mi madre le prohibieron hablar la lengua y ella nunca me la enseñó. Pero aprendí escuchando a mi comunidad desde niña.

En 1998, 97, formé una organización y es ahí donde me llamó la justicia para defender mi identidad y mi cultura, y hablar por mí misma y que nadie hablar por mí, porque ya han hablado mucho y no han hecho nada. Pero me presenté así.

Buenos días, señoras y señores.

Mi nombre es Silvia de Jesús Maya, yo represento al Grupo la Mansión Mazahua, residente aquí en la Ciudad de México. Nosotros los mazahuas, una servidora, soy originaria de un pueblo llamado San Antonio Pueblo Nuevo, municipio de San José del Rincón, Estado de México.

Aquí en la ciudad llevo 60 años viviendo y ya soy residente, de una larga lucha para que nos reconozcan, ahora por primera vez me siento orgullosa, y muchas gracias señoras y señores; y también los del presídium y quien me hizo el honor de invitarme para dar estas palabras a nombre de mi organización y a nombre de todos mis compañeros indígenas, y a nombre de todos los que lucharon, los que viven y los que ya no están, y yo creo que gracias a Dios primero, antes que nada tenemos que agradecerle a Dios un día más de vida.

Con mis 63 años que llevo no ha cambiado nada, pero lo poquito que se logra hacer, creo que sí hemos avanzado un poco. Lo que no perdona es lo económico para que los pueblos indígenas tengamos y llevar, para sobrevivir en las comunidades originarias.

Yo, gracias a Dios dije “si logro la vivienda aquí en la Ciudad, voy a luchar para tener y llevar a mi pueblo, para que allá quiero rescatar mi tierra, quiero rescatar mis lagunas, pero tampoco es fácil”. No es fácil, porque nos encontramos con el poder y como lo decía Xóchitl, siempre tienen que cambiar la mentalidad, porque nosotros como pueblos mazahuas, de los cinco pueblos de allá del Estado de México, tampoco ni nos reconocen cuando somos el sustento, como lo dice la palabra ahí: somos el sustento para la sobrevivencia de los bottas.

¿Qué quiere decir botta? Es de la gente (inaudible), porque ellos de ahí comen, de ahí proveemos y de ahí sobreviven, del rancho a la ciudad; pero también nos enfrentamos con ese problema de que no sueltan el poder.

Pero bueno, es mucho lo que puedo hablar, pero lo más importante, me siento un poco nerviosa porque para mí es un honor, es un honor estar aquí donde muchos se debaten, donde muchos hablan pero hacen poco, porque se fijan en la moneda, el bolsillo, y el bolsillo, ¿para qué sirve? Lo que sirve en la historia, los que han ofrendado su vida.

A mí me abrió los ojos desde la lucha zapatista; me abrió los ojos de los cursos que he tomado a lo largo de mi vida. Yo pensé que me iban a presentar mi curricular, pero no. Pero eso, mire, yo aquí lo llevo en el corazón.

De esos cursos donde hay leyes, de la OIT, cuando decía: “En México no hay indígenas”. ¡Cómo no! Hay indígenas. Y les dije: ”Hay indígenas”. Los trabajadores: “Ah; ahora entiendo por qué”.

Son muchas cosas, pero lo que quiero hablar es esto, lo que aquí se dice. Y, al final, unas palabras.

Dice: “En México vivimos 68 pueblos indígenas y pueblos afromexicanos. Afromexicano aquí también, sin ofender, sé que han luchado, sé lo que han luchado para que se reconozca, sé de la esclavitud, sé lo que han vivido, pero también hay que andar de las manos, no dividirnos, porque ahorita nos dividieron”.

Ellos tienen su información y nosotros estamos al rincón. Eso es discriminación.

Somos más de 23 millones de indígenas y dos medios millones de afromexicanos. Somos la quinta parte de los mexicanos, .73 millones hablante de una lengua indígena.

En nuestro territorio tenemos una gran diversidad, cultura, conservamos la naturaleza, lo defendemos y hasta la vida lo damos; y sus plantas, porque de ahí surge la medicina tradicional, de ahí surge para curar a los enfermos que no llegan a un hospital cuando dicen que tenemos de salud, también falta hablar de ese tema porque se están muriendo; vive en los pueblos indígenas en un kilómetro, dos kilómetros, tres kilómetros y se mueren, no llegan los doctores.

Por eso mucho es importante conservar nuestra medicina, pero con las hierbas, pero también viene el patente y lo natural. Pero creo que también tiene que hacer valer ese derecho porque es ahí donde podemos salvar lo poquito que sabemos o podemos salvar a los enfermos que están enfermos.

Animales. Animales también tenemos ahí. Estamos criando pollos. Todo lo de la diversidad, también necesitamos recursos para que ellos, la naturaleza.

¿Pero qué pasa? Están talando nuestros árboles, están matando la naturaleza. Y lo que está pasando ahorita, que no llueve en comunidades porque se está arrasando, porque se están desmoronando los cerros, porque ya no hay raíz donde los pueda agarrar, porque ya no hay nada y se están lamentando.

Pero eso, tenemos la culpa. Ojalá que los próximos senadores; ya no le dio tiempo a los que van de salida para que lo plasmaran, pero pues, aunque lo plasmaran, luego no se ponen de acuerdo.

Cuidamos, también, como les dije, cuidamos los bosques, la selva, los desiertos, las áreas naturales, los ríos.

¿Qué pasa con los ríos? La concesión de tierras de invasión no hay una estructura bien definida y los ríos están contaminados cuando las nuevas casas que están ahí no hay una estructura bien cimentada para que se construya.

Yo les digo: Teniendo mucha tierra por qué no hacen su fosa séptica y ahí manden el agua, y lo que pasa que lo están mandando más fácil, lo mandan a los ríos. Eso también es un punto para que quede en los nuevos senadores o diputados, los Tres Poderes que se pongan de acuerdo para que se legisle de que hay que tapar esos hoyos de donde sacan las aguas negras hacia los ríos.

O también ustedes, compañeros y compañeras que vivimos en comunidades indígenas, hay que luchar para decir que tapemos eso cada quien, para que los ríos se vuelvan naturales.

La sierra, que son los lugares donde vivimos, en ellas están nuestros lugares sagrados; ahí es donde siempre pedimos que México sea grande.

La Constitución de México dice en el artículo 2º: La nación tiene una composición pluricultural, sustentada originalmente en sus pueblos indígenas. Ahora también los pueblos afromexicanos, que es donde decimos: andemos de la mano, compañeros, no nos dividamos.

No nos dividamos, porque es ahí donde nos dividimos y dicen, los usos y costumbres; dicen: es que los pueblos venden a… No, usos y costumbres es la colectividad de ayuda mutua de un pueblo y eso es lo que nos ha dividido, para no ayudarnos ya, porque cada quien agarra agua para su molino.

Y también, muchos desean ser parte de muy importante. No, compañero, si tú tienes un cargo, senadores, diputados; pero hablen con la dignidad, con el respeto de sus pueblos y no se embolsen. Eso no sirve, ¿por qué? Aunque tú te enriquezcas como los que ya se van, o como las que vienen, si se enriquecen se van a morir y no se van a llevar nada más que la tierra, un puño de tierra es lo que se van a llevar, y lo que se han enriquecido, ¿para quién queda? Para los hijos, pero malgastado con la mentalidad inútil, les digo yo a mis hijos también.

Si vamos a luchar, es luchar con dignidad.

Con esto se formalizó lo que siempre fue en realidad los pueblos indígenas y afromexicanos. Somos la base y sustento de México, en la Constitución se reconocen nuestros derechos como pueblos indígenas y afromexicanos; como lo es el derecho a la libre determinación y a la autonomía; que es ahí, hay que definirlo muy bien y hay que verlo muy bien.

También el derecho a tomar decisiones de acuerdo con nuestras formas de organización social, económica, política y cultural. Aquí hablamos lo político, como decían, sí se aprueba tanto para un proyecto, para hacer cursos, capacitación, recursos; pero a veces no llegan esos talleres, esos recursos no llegan a las comunidades originales. Ahí llega nada más para otras que quieren hacer, que no es válido.

La cultura, nuestra cultura, hay muchos que me da, con el debido respeto que se merece este recinto, antes cuando yo decía “híjole, yo voy a defender mi cultura”, y muchos íbamos a dar cursos, que tomé muchos cursos de discriminación, de racismo, de derechos humanos, de la injusticia, modificación al Código Penal, a todos esos; y muchos se avergonzaban de nuestra identidad.

Ahora, se sienten orgullosos. Digo, híjole, ¿por qué antes no hablaban y por qué ahora sí? ¿Porque hay dinero, porque hay poder, porque quieren ocupar un cargo? Y ese cargo qué, ese no me lleva a nada bueno, sino que es el trabajo, la lucha y la defensa que se tiene que defender en un pueblo.

Eso es lo que se tiene que luchar. Sabemos que no es fácil, porque hasta la vida damos para defender el río, para defender el campo, para defender todo; y yo como vendedora, que soy descendiente de las marías, que nos correteaban; mi abuela, mi madre, mi tía, yo misma que fui correteada, pero nunca permití que me llevaran a la Vaquita o a la cárcel a ser encerrada, porque peleaba: mordida, lo que fuera, nunca pisé la cárcel, nunca pisé, como mis descendientes.

Tenemos ese derecho de aplicar nuestros sistemas normativos, respetando los derechos humanos y de las mujeres. Pero también, cuando los pueblos le ponemos un cargo, hay que saber elegir quiénes son, no por conveniencia, sino por luchas, como lo dice.

También podemos elegir a las autoridades, lo que decía. Sí podemos elegir, pero hay que elegirlos bien y que también ellos se propongan que sepan defender; y si no lo saben defender, mejor que se hagan a un lado, porque hay gente que sí lo puede hacer y sí lo puede lograr.

Podemos hablar nuestra lengua y la de nuestros mayores. Yo aprendí de mi esposo, porque él habla la lengua originaria niachó, niachó quiere decir “hablante de mazahua”, y mazahua significa lugar de venado, gente de venado. Y nuestra lengua es oral, no escrita.

Y ahora muchos escriben pero lo revuelven, porque también hay un punto importante, que son variantes nuestras lenguas, de diferentes acentos, de diferentes puntos, de dos letras, de tres letras. Eso es lo que tienen que hablar los (inaudibles), palabra original. Mi esposo lo habla y es el original, y de ahí es de donde he aprendido y le agradezco mucho.

También agradezco a mis hijas, que me acompañaron, para que ellas vean que su madre está pisando este; que aunque no gane dinero, pero me siento orgullosa y hablo lo que me sienta mi corazón. Gracias, hijas, gracias por su apoyo.

Vestir con dignidad nuestros trajes tradicionales, no por conveniencia. Vivir nuestras costumbres y tradiciones; yo soy mayordoma de mi comunidad, soy mayordoma de las fiestas patronales de Semana Santa y la Virgen de Guadalupe. Es mi comadrita, le digo, y mi padre Jesús, es mi compadrito, le digo; ya no tengo mamá, no tengo papá, gracias a Dios ya se fueron, pero ahora los tengo a ellos, que son los únicos que me están cuidando y son los únicos que me dan fuerza para poder hablar.

Tenemos derecho de contar con traductores, para que nos apoyen en los problemas, los que no sabemos hablar la lengua. Pero también hay que hablar con la verdad, hay que ser traductores que realmente digamos las palabras, porque hay mucha injusticia, mucha, mucha injusticia; que están compañeros en la cárcel y aunque tenemos traductores, aquí está, tenemos traductores pero no han logrado sacar a estos hermanos que están por cuidar el bosque, por cuidar los ríos, por lograr, los desaparecen.

Pero como decimos nosotros, falta (inaudible), falta economía, falta dinero, porque si no viven, no lo vean así; hay que luchar para defender, como traductores hay que defender y que estos compañeros salgan en libertad, porque ustedes ahí están para defenderlos.

El problema, los problemas de justicia, salud, educación. La educación para los pueblos indígenas es lo que traemos, ahora me considero como todos los luchadores sociales; ellos no necesitaron ir a una escuela, no necesitaron ir, prepararse, no necesitaron nada y defendieron la tierra; defendieron los bosques, defendieron la injusticia, defendieron las luchas y ahora yo dijo híjole, Silvia, qué chingona eres, porque estás pisando un recinto donde llegan con títulos profesionales o luego a veces ni tienen títulos, y me preguntan a mí; ¿señora, está preparada?; le digo no, tengo un título muy valioso, ni con todo el dinero del mundo lo voy a pagar.

Y digo: Mi título profesional es la vida misma, la historia misma y mis raíces mismas. Ese son mis títulos que me es para mí más valioso que un papel.

Es importante, no lo digo que sí; es importante. Porque luego a veces muchos te ven: “Ay. ¿Y esta india quién es?” “Ay. ¿Y esa quién?” Porque lo vivo a diario; lo vivo a diario en la Ciudad de México, porque piensan; yo llevo 60 años viviendo aquí, y piensan que acabo de llegar del rancho a la Ciudad. ¿O no, compañero? Cuando nos ven con nuestro traje, porque bajamos en el “Metro”, queremos tomar un taxi, queremos pedir un Uber, que ahora se le hace. “¿Y ésta qué? Ni va a pagar eso”. ¿No? Pero bueno.

¡Ay! Ahí también se reconoce en nuestros derechos conservando y cuidando nuestras tierras, mi tierra linda y preciosa. Yo logré mi vivienda aquí en la Ciudad. A veces no tenemos derecho ni ser; no tenemos derecho a ser posesión de una tierra.

Pero yo le dije a mi marido: “No sabemos trabajar; ¿no sabemos trabajar? Vamos a trabajar. Dios no nos dio manos para trabajar. Vamos a comprar una tierrita. Y volví a mi tierra. Tengo mi casita, tengo mis frutas, tengo mis árboles.

Cada nieto, cada sobrino sembró un arbolito y cuido la naturaleza, tengo mi paraíso, tengo mi lugar allá donde siembro, como quelite, donde siembro como ciruela, como durazno, siembro mis hierbas que cuido, que curo a mis nietos, que curo a mis hijos, que curo a mis bisnietos a hoy.

Una hierbita que dice la plumita, pero nosotros le decimos, la plumita, esa es la que curamos para los aires, para el empacho, para todo, y lo tengo ahí sembrando.

Por eso digo qué feliz me siento al decir cuidar nuestra tierra y regresar nuestras tierras, porque es ahí cuando, aunque yo viva en la Ciudad y si muero aquí, aquí no me quedo, regreso a mi comunidad de origen, y todos los pueblos regresamos a nuestra tierra.

Y también dice tener una vivienda digna tanto en la comunidad de origen como en la Ciudad de México, tenemos ese derecho. Pero como lo decía la licenciada Xóchitl: “A veces nos cortan el presupuesto y no hay para construir viviendas aquí en la Ciudad”.

Hoy, por qué han dejado que los chinos ellos sí compran tierras y están creciendo, invaden predios, y ahí construyen ellos, a la noche a la mañana construyen un lugar.

¿Y por qué no nos sueltan presupuesto? ¿Por qué no nos suelta presupuesto para el INPI para que haya vivienda en la Ciudad de México?, cuando hay muchos predios que están en ruinas, que están ahí, y por qué a los chinos les permiten que invadan eso, compren esos predios, y por qué no nos lo permiten a nosotros. Ese es un llamado para los nuevos que van a estar en estos lugares.

Pero en la Constitución todavía hace falta dos derechos fundamentales, dos derechos fundamentales que son los que hace falta y para que los nuevos legisladores, o los nuevos diputados, o los nuevos senadores, o los Tres Poderes de la Unión se pongan de acuerdo para que esto en un futuro se vea plasmado. Ahorita estoy, mañana quién sabe.

Los que quedan de las nuevas generaciones ojalá que lo vean plasmado para que, así como se va a develar esta placa, así también queremos que se vea plasmado esos derechos.

El derecho a la consulta, a la libre, previa, informada, a ser reconocidos como sujetos de derechos, no sujetos de interés público, porque somos sujetos de interés público, por eso nos hacen como quieren. Eso es lo que falta, estos dos, para que sean plasmados.

Y qué bueno que queda esta frase, que valoren a los pueblos indígenas y afromexicanos.

En el Muro de Honor del Salón de Sesiones del Senado de la República, es muy importante, para que los senadores, los que vengan, vean la mirada y se pongan a reflexionar y recuerden siempre que los pueblos indígenas y afromexicanos tenemos derechos, pero a veces son negados.

¿Y qué es derecho? Con ley o sin ley, creo que los pueblos hemos logrado ese derecho a una tierra, hemos logrado a la medicina tradicional, pero hay que hacer valer y que sea vigente.

Hay que hacerlos respetar y que se cumplan. ¿Cómo se van a cumplir? Con la palabra de ustedes, con la decisión de ustedes, pero ustedes; por eso yo dije: “Yo voy a hablar por mí misma”.

A la mejor muchas instituciones no me quieren, o muchas instituciones a veces somos piedritas y ya no nos permiten porque ni nos toman en cuenta.

Pero decimos: “¡Ah! ¿Qué pasa? Yo no veo a la CDI que venga; yo no veo a muchos compañeros que deben de estar para que oigan la palabra de nosotros, porque entre nosotros ya nos conocemos, nos repetimos, pero los senadores, ¿a dónde están todos?

Yo dije: “¡Ay! Pues van a estar todos los senadores”. Y qué bueno que nos oigan. Pero pues muchas veces no hay tiempo, ¿verdad?

Y, para terminar, quiero decir esto; hay mucho, mucho que puedo decir, pero, como dicen en mi pueblo, me dice mi hija (habla en dialecto) -eso quiere decir ya cállate-, pero como le digo, yo no me puedo callar.

Porque a lo largo del tiempo que he vivido, en 1997-98 que conocí las primeras letras y a lo largo del tiempo que tomé muchos cursos, que me invitaban a ir a muchos foros, a muchos eventos, y yo decía: “Pues entonces, si hay estos derechos, ¿por qué a mi madre la correteaban? ¿Por qué a mi generación le cortaban sus trenzas? ¿Por qué nos arrastraban? ¿Por qué en la OIT dices los trabajadores? Entonces, ¿por qué nos prohíben vender? ¿Por qué nos prohíben trabajar?

Y los Derechos Humanos. ¿Y por qué los Derechos Humanos? A mí me mataron a mi padre; no tuve justicia. Porque muchos no hay justicia. ¿Entonces para qué sirve? ¿Para qué están? ¿No? Porque para mí no me han dado nada los Derechos Humanos.

Ahora, la estancia de la discriminación, ¿dónde está? Cuando me discrimina, ¿dónde está la estancia? Se supone que ellos son los que tienen que acercarse con nosotros, y no nosotros con ellos.

Se supone que ellos son los que tienen que decir. Pero como siempre: “Por favor, ¿no me puede ayudar?” No, no tengo por qué pedirles. Ellos son los que tienen; por eso se les paga, para que vayan y nos ayude en los problemas que tenemos cada quien, pero lo sabemos que no nos lo resuelven.

¿Entonces qué hacemos? Seguir defendiendo para que en un futuro sean válidos esos derechos y se cumplan esos derechos que tenemos.

Ya para terminar, como les dije, por eso fue que escribí esta. No le he puesto título porque pues no. Pero es lo que a mí me nació en mi corazón. Es lo que, a mí, la verdad, me duele mucho, porque lo dicen mis hijas, y ahí tengo a mis hijas: “Mamá: ¿por qué nos hacen a un lado?”

Y le he dicho a mi hija: “Defiendan hija, estudien”.

¿Pero para qué sirve, mamá? Si, aunque tengamos un título luego ni tenemos trabajo, mejor seguimos vendiendo. Aunque sea vendiendo chicles, llegamos comida para el sustento de la casa todos los días”.

Y esto fue lo que escribí así: “Qué tristeza me da al no saber leer ni escribir, ya que nada más piensas trabajar, comer y dormir, y te olvidas de lo que pasa alrededor de ti.

“Pero qué dolor es saber leer y escribir, ya que te das cuenta de las mentiras y el engaño que se comete por el que sabe de leyes, al que no sabe leer, ni de leyes, y ni de escribir.

“Pero qué orgullo es aprender a leer y a escribir, porque compartes tu enseñanza al que no sabe y al que sabe. Es así como se logran los objetivos reales por el bien común de la humanidad, no importa el color que sea: indígena o no indígena”. (Habla en dialecto) que quiere decir gracias, en mi lengua materna.

SENADORA ANA LILIA RIVERA RIVERA: Muchas gracias, señora Silvia de Jesús Maya.

Saludamos la presencia de la señora Amalia Rosa Salas, del movimiento Defensa del Agua en Xochimilco. Y porque es su día, tiene el uso de la palabra.

AMALIA ROSAS SALAS: …aquí está ella presente. Todo lo que ella dijo es verdad, así pasó, no sabía leer y entró a la Primera, entró a la Secundaria, sabe manejar la computadora, estudió fotografía, anda tomando fotos.

Una luchadora social, como ella dijo, todo eso que dijo es un ejemplo para los jóvenes que tienen esa misión ahora, precisamente, defender el agua, defender la tierra, defender el maíz, porque eso es vida. Si no existe eso, va a ser la muerte, como cuando vino el COVID.

Siempre he dicho yo tres palabras: yo me quiero, yo me cuido, yo me respeto; y cuando todos los representantes de gobierno se sepan querer, va a cambiar la vida. Cuando se sepan cuidar, va a cambiar el mundo; y cuando se sepan respetar ellos mismos, estarán respetando todo lo que es la naturaleza.

Lo que ella dijo, todas esas palabras, es verdad, ellos no quieren a la Madre Tierra, a los elementos, no quieren al agua, porque ni la quieren ni la cuidan ni la respetan. Y tampoco así respetan nuestros sagrados alimentos, como el maíz.

¿Cómo voy a creer que lleguen monsantos a destruir nuestra salud? ¿Quiénes son los que ellos deben de cuidar? Pues ellos y nosotros seguirlos; pero ya les dije, como no se quieren, no se cuidan y no se respetan, tampoco nos respetan a nosotros. Que nosotros, es la vida de México, porque si los campesinos no trabajamos, no va a haber nada que comer; entonces tenemos que cultivar la tierra, que cuidar los árboles, que cuidar nuestra gastronomía, nuestra cultura, porque la danza y la música es vida, es salud.

Si nosotros en la danza estamos moviendo los pies, la Madre Tierra nos está cargando de energía positiva, y nosotros la estamos apapachando con cariño.

Pónganse atrás de un danzante cinco minutos, y verán que cambia, cambian ustedes porque el cuerpo recibe esa energía que los danzantes están dándole movimiento. Escuchen la música, una simple flauta, todos los instrumentos que tocan en todos los estados; acérquense y van sentir esa fuerza a las neuronas; va a ser otra vida.

Yo me siento que no quisiera seguir hablando, la garganta se me cierra, porque hemos vivido juntas, ella y yo, hemos trabajado, estuvimos, siempre nos hemos encontrado y siempre nos felicitamos y decimos “eso es lo que nos da vida, el trabajo”, nos da satisfacción y nos sentimos a gusto.

Yo ahora tengo 89 años y yo a los 70 ya me quería morir, porque me sentía impotente. Soy curandera tradicional y según no podíamos ir a juntar nuestras plantitas medicinales, ¡ah!, porque eso ya está en extinción. Pero sí venían góndolas, camiones a cargar toda la planta en Mila Alta, en Tláhuac, iban, se lo llevaban a otros países, nos los mandan en gel, en jabón, en microdosis, y ellos sí tenían derecho de llevarse nuestras plantas.

Y muchas cosas. No hemos sabido ser inteligentes; nos dijeron: el pulque les hace daño, ya no lo tomen porque eso afecta la salud, le echan popó y nosotros, ¡Ay, sí!, muy creídos, cuando el pulque, diez años para que una mata dé pulque y de eso, la mujer tenía más leche y criaba unos niños sanos y fuertes. Pero no, ya no, ¿por qué? Porque entró la cerveza, eso sí, ¿verdad? Ahora sí hay que tomar cerveza.

Luego nos dijeron: no usen el barro porque les va a dar cáncer, ¿qué pasó? Entró el aluminio, y ahora sí ollotas y cacerolas de aluminio.

Luego vinieron los del feng shui, no tengan nopales porque eso les corta la energía, no cultiven bisnagas ni nada de eso de esas plantas, porque les corta la energía. Y nosotros creídos y ellos haciéndose famosos.

¡Qué barbaridad! No hemos sabido querernos, cuidarnos y respetarnos.

Se me cierra la garganta, pero yo quiero decirles cinco cosas que tenemos que hacer:

Sí podemos, vamos a hacer que la cuarta transformación se realice, teniendo voluntad todos nosotros.

El primer número es que se tienen que alimentar bien, el desayuno es el alimento principal; no que, porque ya se me hizo tarde, que porque ya se enojaron, no comen. No, tienen que alimentarse, ¿por qué? Porque le vamos a echar parte a nuestros soldaditos.

Llega el virus y no tienes refuerzos, pues ya llegó la enfermedad y ya nos llegó la tristeza. Nosotros somos la fábrica de todas nuestras enfermedades, ¿por qué? Bueno, ese es el número uno: alimentarnos bien.

El segundo número, hacer ejercicio todos los días, moviendo la cabecita para todos los lados; las manitas en tijera, en bicicleta los piecitos; inhalar, exhalar. Ese es el ejercicio que necesita mi organismo para estar sana.

El tercero, la higiene. Cántenle, chíflenle al agua, porque ella nos da sanación, nos da vida. Cántenle, invéntenle una canción, yo inventé esta: “Agüita, tú eres mi amor, sanándome te quiero más. Gracias, gracias agüita que me das mi sanación. Llévate, agüita, llévate todo lo que me está haciendo daño, llévatelo”. Así ustedes, inventen una canción, chiflen, agradézcanle al agua; que sienten, que ya les dijeron, que ya los insultaron: no hagan caso, esas personas están enfermas.

Una persona sana no le causa daño a nada, a nada, ni a los animales ni a las plantas, menos a las personas. Cuando se sientan que ya los empujaron, las insultaron; están enfermas. Vayan al baño, le abren a la llave, ponen sus manitas en cucharita y hablen con el agua: agüita sagrada, retira de mí todo mal; del enemigo malo defiéndeme a cada momento, que así sea y así será. Gracias, agüita. Sueltan el agua, se sacuden así y se retiraron las energías negativas.

Ténganle fe al agua. Sí, que sienten que les duele su rodilla, su cabeza, un vasito, el tequilero, así, en cuatro sorbos, no todo. Un sorbito, lo toman.

¡Ay!, agüita, que esta agüita que tomé sea el bálsamo de mi sanación. Quítame este dolor de cabeza, este dolor llévatelo. Gracias agüita. En cuatro sorbos. Y les pongo un ejemplo fácil del agua.

Los católicos, los padres, el gua, ¿con qué bendicen los carros? Con agua. ¿Con qué dan la bendición a las casas? Con agua. ¿Con qué nos despiden para irnos al panteón? Con agua.

Entonces ellos se dieron cuenta que todos nosotros, sí; vean los de otros países saben mejor nuestros códices, nuestros usos y costumbres que nosotros.

Como decía la compañera: no hay que abandonar. Hay que aprender nuestra lengua. Jóvenes, estudien su lengua de origen y sabiendo ya conocer sus lenguas, sabiéndola leer, van a descifrar su códice de su lugar y se van a dar cuenta de la sabiduría y del conocimiento que tenían sus abuelos en cada región, es maravilloso. Estudien su lengua, que vuelva a renacer eso.

El cuatro. No estar triste, no estar enojados, berrinchudos, enojones, diciendo grosería, moviéndose. En ese momento se enfermó su sangre, se les va a caer el cabello, van a quedar pelones; dolores musculares, diarrea, estreñimiento, granos con pus, blancos, rojos, de distinto color porque su sangrecita ya se enfermó. Entonces no hay que estar tristes ni enojados.

El cinco. Tener voluntad para ser creativos, no estar inactivos. Hay tanto quehacer. De una piedra se hace artesanía, de un tronco artesanía, de la palma, del hilo, de todo sacamos artesanía para no morirnos de hambre, de cualquier cosa.

Tener la voluntad que yo tengo para estar sana y fuerte. No me voy a hace promoción. Nada más quiero decirles a las mujeres que no se sientan que lo que les pasa ya no pueden y dicen ya no puedo, ya no puedo más.

No mujercitas. A los 40 años quedé viuda con 10 hijos. No lo van a creer, en ese año que murió mi esposo, murió mi papá, murió mi mamá, murió mi suegra, no tuve hermanos, no tuve tíos, y me quedo con 10 hijos: siete mujeres y tres hombres. No me iba a quedar cruzada de brazos.

Mi papá me enseñó que cuando entres a una chinampa, a un cerro, a un basurero, se dan dos vueltas a la izquierda y se hace esta reverencia: Permiso para entrar. No nada más entra uno así. Y entonces no se encuentra uno ningún animal ponzoñoso, nunca me encontré nada.

Íbamos a basureros a buscar piedras, a buscar troncos que tuvieran raíces, así, y agujeraba las piedras, y nunca usé un taladro, nada, nunca me puse lentes, nunca me pasó nada.

Al tronco con un cuchillo le hacía hoyitos, ahí estaba, nunca pensé comprarme un taladro; no. Con el cuchillo estoy haciendo los hoyitos, compraba orquídeas, se las clavaba en el hoyito, les ponía musgo, les ponía una planta enredadera en el tronco y vieran cómo se vendía, como pan caliente. El trabajo era para irlos a buscar, conseguirlos y hacerlos.

A ningún hijo puse a trabajar y todos salieron con profesión. A estas fechas tengo cuatro jubilados; tengo nada más cinco hijos, cinco no tuvieron hijos. De esos cinco tengo 22 nietos, 25 bisnietos y ya tengo cinco tataranietos. Es el ejemplo que uno les da.

Ya tengo cinco mujeres curanderas, ya mis bisnietas también siguen el camino, mis nietecitos tocan el caracol y ya también le están haciendo a la danza.

Nosotros somos el ejemplo y tenemos que hacer lo que ya les dije: quiéranse, cuídense y respétense para que sea un pueblo sano, fuerte y que logremos hacer que México sea un país rico y poderoso.

Muchas gracias.

SENADORA ANA LILIA RIVERA RIVERA: Muchas gracias a la señora Amalia Rosas.

Concedemos el uso de la Tribuna, con mucho gusto y con mucho cariño, a la senadora Susana Harp Iturribarría.

SENADORA SUSANA HARP ITURRIBARRÍA: Muchas gracias por sus sabias palabras.

Agradecemos a ambas que hoy nos hayan regalado su sabiduría y su corazón. Qué bueno que hoy escuchamos a su corazón. Gracias.

Voy a ser breve, porque quiero compartir un poco del tiempo que me corresponde con un gran amigo, a quien admiro profundamente, alguien que ha enarbolado la cultura afro-jarocha. Así es que seré breve.

Con su permiso, queridísima Presidenta. Gracias por el espacio.

Compañeros, compañeras.

Amigos y amigas todas:

Me da un enorme gusto que hoy estemos aquí presentes.

Hoy, en el Senado de la República, nos sentimos muy honrados por realizar este merecido homenaje a los pueblos, comunidades y personas afromexicanas e indígenas.

Las letras doradas en muros de honor, se reservan para las personas que en grado significativo han entregado a la Nación una aportación relevante al legado nacional.

Y este es el caso de los pueblos y comunidades indígenas y afromexicanas, quienes a través de los siglos le han conferido al país un profundo sentido de identidad no sólo a través de sus magnánimas culturas, sino también y de manera especial por su resistencia ante los embates que han sufrido en diferentes épocas y en diferentes siglos.

México no es comprensible sin sus pueblos indígenas y afromexicanos. Pero si bien tenemos pocas décadas de legislación que reconoce a los indígenas en el marco constitucional y legal, apenas llevamos unos cuantos años del reconocimiento constitucional de las afromexicanas y afromexicanos como integrantes de la composición pluricultural de nuestra Nación.

Me siento muy honrada de acompañar hace casi dos décadas a diversos grupos y asociaciones organizadas que reflexionaban sobre sus orígenes y sobre la invisibilización en la que se encontraban.

Así fue que emprendimos entre todas y todos en el 2018, el trabajo para reconocer a nuestros pueblos y comunidades afromexicanas en la Constitución, pero sabiendo que el sólo reconocimiento constitucional no cambiaría las circunstancias de marginación y discriminación en que se encuentra una amplia mayoría d esta población, también trabajamos en la armonización de leyes secundarias para establecer bases y crear políticas públicas y acciones afirmativas que posibiliten la verdadera inclusión a las personas afrodescendientes.

Además, este año 2024 concluye el Decenio Internacional para los Afrodescendientes en todo el mundo, al que convocaron las Naciones Unidas bajo la proclama del derecho al reconocimiento, el acceso a la justicia y su participación en el desarrollo.

Los afrodescendientes son artífices en México y en otras regiones del mundo de grandes gestas heroicas que dieron lugar a la conformación de los países como hoy los conocemos.

De hecho, los afrodescendientes son pueblos originarios en Brasil, en Cuba, en México, pues habitaron estos territorios mucho antes de la conformación de estos estados nacionales.

Así como México no puede entenderse sin sus pueblos indígenas, tampoco puede entenderse si perdemos de vista la lucha y resistencia del negro yanga en contra de la esclavitud.

La entrega de los ideales de independencia del mulato José María Morelos y Pavón.

O la determinación del afrodescendiente Vicente Guerrero, para alcanzar la autonomía plena en la nación mexicana en el siglo XIX.

Pero tampoco podemos entendernos sin los elementos de cultura e identidad que ellos y ellas nos han regalado en esta sinfonía de raíces. Ahora todos los mexicanos nos reconocemos en la Bamba, en los sones jarochos, en las chilenas, en las décimas; ¿qué tal una buena pancita, después de una noche de jolgorio?

La negra consentida, de Joaquín Pardavé, los tamales de tichinda, el son de la negra. Tantas y tantas cosas más que hoy gozamos y las sentimos tan nuestras.

Sean estas letras doradas en el Muro de Honor del Senado de la República, un símbolo de admiración y respeto hacia los pueblos y comunidades indígenas y afromexicanas; por su resistencia heroica a lo largo de los siglos de su existencia.

Nunca más un México sin sus pueblos indígenas y sin sus pueblos afromexicanos.

Muchas gracias.

Le cedo estos minutos al doctor José Samuel Aguilera.

Adelante.

Gracias.

SENADORA ANA LILIA RIVERA RIVERA: Gracias, senadora Susana Harp.

DOCTOR JOSÉ SAMUEL AGUILERA VELÁZQUEZ: Buenas tardes.

Crecí escuchando que me llamaban indio, prieto, prieto mojino, champurrado, naco. Seguramente que a ustedes igual les pasó; pero al igual que a mí, no nos borraron la sonrisa ni nos quitaron la alegría.

Trabajé para ganarme la vida y me di cuenta de que los prietos como yo, pueden ser visibles o invisibles. Por ejemplo, somos visibles cuando nos ordenas lavar tu carro o planchar tu ropa, servir tu mesa, hacer el colado de tu casa, cortar tu caña, horadar tus minas, votar por ti o bailar al son que te gusta.

Fuera de esta momentánea visión, somos invisibles, por ejemplo, si miran una foto de la Suprema Corte, no nos ven; simplemente porque no estamos ahí. Tampoco estamos en las magistraturas, no estamos en los Gabinetes Ejecutivos, no estamos en las altas direcciones de este país.

Hoy sabemos que nos borraron de la historia oficial al momento de escribirla, a pesar de que fuimos la tropa negra de Vicente Guerrero en el Pacífico. La caballería jarocha de Guadalupe Victoria en el Atlántico mexicano. Peleamos contra los gringos en el 47, defendimos a Juárez en Veracruz; expulsamos al ejército de Napoleón y vencimos a Maximiliano.

¡Ah!, y fuimos la tropa afrodescendiente de Zapata en el Ejército Libertador del Sur.

Es el siglo XXI, es el siglo XXI y esto no es un reproche, es solamente para que sepas: cuando veas ondear la Bandera, esta Bandera hermosa tricolor, que nosotros estamos abajo levantándola. Es para que sepas, cuando veas en un libro o en un cuaderno la palabra “patria”, que sepas que estamos en la trinchera de abajo, 500 años junto a ti, codo con codo, sosteniéndola.

Y es necesario que sepas que también tenemos gratitud por esta, la mejor Legislatura senatorial de los tiempos modernos. Sentimos gratitud con ustedes, porque reformaron el artículo 2º constitucional para insertar el apartado C.

Gracias, por la reforma a la Ley de Derechos de Autor, ahora el patrimonio cultural nos pertenece, porque siempre ha sido nuestro. Nosotros lo hicimos cantando, bailando, curando, celebrando a los poderes superiores.

Gracias también, por la Ley Federal de Protección a nuestro patrimonio cultural, de los indígenas y de los afrodescendientes. Juntos, como usted propone.

Y gracias también, por ese paquete de 46 leyes federales que armoniza su contenido con el apartado C del artículo 2º constitucional y que nos promete comunidades con desarrollo integral.

Falta mucho por hacer, pero esta Legislatura ha cumplido bien. Nosotros vamos a seguir luchando.

Y miren, hoy que escucho a estas dos poderosas mujeres, yo creo que esa reforma que se está proponiendo debe ser votada. Pero antes de ser votada, debe ser discutida por nosotros, porque hay mujeres y hay hombres pensantes; entonces sí tenemos el derecho a discutirlo, a pensarlo.

Y termino diciendo, nada más, que esas personas que desean que nosotros sigamos siendo invisibles, los invisibles de México; el día que vengan a este recinto, tendrán que vernos, cuando menos en la letra, juntos, indígenas y afrodescendientes, indígenas y afromexicanos. Nosotros, los prietos y las prietas, en el Muro de Honor del Senado de la República.

Muchas gracias.

SENADORA ANA LILIA RIVERA RIVERA: Muchas gracias, maestro José Manuel Aguilera.

A continuación, tiene el uso de la palabra la maestra Rosa María Castro Salinas, representante de los pueblos afromexicanos.

MAESTRA ROSA MARÍA CASTRO SALINAS: Mis queridas hermanas y hermanos, con su venia.

Buenos días a todas y a todos.

Hoy, hoy estamos viviendo un momento histórico, un momento que añorábamos desde hace muchos años: la lucha negra, los pueblos negros, las mujeres negras, los hombres negros hoy estamos recibiendo, si bien, un poquito de lo que nos toca, pero vamos avanzando.

Y como mujer, me gusta ser solidaria y reconozco a mis iguales. Gracias, señora Susana Harp, oaxaqueña orgullosamente. Gracias también a la senadora Xóchitl, que impulsó este acto y gracias a todas y a todos los senadores que han cumplido.

Eso que durante muchos años, casi tres décadas, nuestros pueblos, nuestras voces habíamos dicho, que éramos invisibles. Hoy, empezamos a recorrer un nuevo camino, ese donde dejaremos la invisibilización; porque en el máximo recinto de nuestro país, estará -como dijo don Samuel- que ya no podrán hacer que no nos ven, porque necesariamente sus ojos tendrán que mirar hacia ahí, y nos mirarán a nosotras y a nosotros.

Y este es un acto de justicia, como bien lo marca el último momento ya del decenio internacional de las personas afrodescendientes, como ya lo dijeron; y qué bueno que se da, porque es un acto con el que estamos cerrando este gran decenio, que dice: reconocimiento, justicia y desarrollo.

Y, justamente aquí han hecho un reconocimiento con este apotegma, sí, y que nos voltean a ver sí o sí. Y es algo de lo que mucho hemos pedido en el movimiento, que casi cumple tres décadas, y yo quiero honrar, quiero usar esta…

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SENADORA ANA LILIA RIVERA RIVERA: Queremos dar la bienvenida también, a Josefina Bravo Rangel, representante de Diálogos de los Pueblos Indígenas de Gobernación.

Y, concedemos el uso de la palabra al senador José Narro Céspedes, promovente del apotegma.

SENADOR JOSÉ NARRO CÉSPEDES: Decimos nosotros en el campo, los que luchamos por el campo de México y por nuestra gente: Zapata vive y la lucha sigue.

Me da mucho gusto que estén aquí los grandes invitados, a lo mejor los más pobres, los más olvidados, los marginados de por vida, que hoy están aquí en esta, la más alta Tribuna del país, para decir que aquí está México, aquí está la patria, porque aquí están ustedes.

Nos da orgullo que estén aquí, que representantes de varios pueblos indígenas y de los pueblos afrodescendientes de México. Que hoy están aquí para ver que aparezcan en este Muro de Honor del Senado, como un símbolo de nuestro reconocimiento a su lucha, a su pertenencia de México y a su participación por la patria y porque esta patria es de ustedes, es de todas y de todos.

¡Que viva México!

¡Que viva Zapata!

Dice el dirigente indígena más importante de Zacatecas, porque yo soy de Zacatecas, que en la Constitución de Zacatecas no aparece que Zacatecas sea un estado pluricultural; ahí piensan que los exterminaron. No, pero ahí parte de los cinco grupos chichimecas, los caxcanes en Zacatecas, tenamaxtle, la frase de ellos en el gran combate del Mixtón era “hasta tu muerte o mi muerte”.

Ellos dieron su lucha por defender su tierra, su cultura, su lengua, su vida. Por eso, Pedro de Alvarado, que venía de Guatemala, ahí fue donde falleció, en esa batalla del Mixtón, pueblo que se defendió, que luchó.

Por eso ahí, en Nochixtlán, Zacatecas, iba a ser la primera Guadalajara. No se pudieron instalar y se formó una segunda Guadalajara, en Tonalá. También, si ustedes han ido a Tonalá o han ido sobre todo aquí, Marco Antonio Michel, que es de allá, Tonalá también es parte de un pueblo indígena. Por eso, muchas de las artesanías, es un pueblo, es un municipio donde se venden muchas artesanías, porque es un pueblo indígena Tonalá.

Ahí se fundó la segunda Guadalajara, también de ahí los sacaron y tuvieron que formar la tercera Guadalajara, donde hoy está la ciudad de Guadalajara.

Bueno, decir que la historia es como cíclica, 1521, que fue cuando presenté yo la primera propuesta; fue cuando fue la batalla de Tenochtitlan, por eso decimos de 1521 al 2021 fueron 500 años de resistencia, después de que los españoles se dio esa batalla y vencieron a los aztecas y se apoderaron prácticamente del país, era el grupo indígena más organizado de aquella época, militarmente.

Entonces, 1821, 300 años después fue la independencia mexicana, no 2021, pero 2018, fue la gran revolución cívica en nuestro país, para lograr la cuarta transformación. Y en el 2021 fue cuando dimos, salimos de ese gran problema de COVID, empezamos a salir y empezamos a poner de pie a este país, México, que es nuestro país. Es muy importante.

Nos da hoy, a mí, bueno, me da mucho gusto que esté Michel y que esté Jaime Martínez Veloz, nosotros fuimos miembros de la primera Comisión de Concordia y Pacificación; somos de los testigos vivientes, dice el dicho: nosotros no platicamos de la historia porque la hayamos leído, sino porque nos tocó vivirla. Fuimos de los que firmamos los acuerdos de paz, aquel 16 de febrero de 1996, en San Andrés Larrainzar, con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional para construir la paz.

Acuerdos, que después el gobierno traicionó y no cumplió. Pero nosotros cumplimos, cumplimos el mandato del Congreso y el mandato del pueblo de México, porque seguimos luchando hasta ahora, para que esos acuerdos se hagan realidad.

Hoy, por eso parte de lo que hoy vamos a hacer es precisamente el reconocimiento a esa lucha, a esa lucha de estos pueblos indígenas y afrodescendientes de México.

En México, hemos avanzado como lo informó nuestra compañera presidenta del Senado, Ana Lilia Rivera, que la senadora, que hemos logrado algunas modificaciones en leyes para los afromexicanos; pero todavía faltan muchas cosas por hacer.

Nosotros, por poner un ejemplo, la Constitución Mexicana en su artículo 27º dice: en México hay dos regímenes de propiedad, los regímenes de propiedad son la propiedad privada y la propiedad pública. Y entonces, muchos nos preguntamos, ¿y dónde está la propiedad social de la tierra?

Después viene en otra fracción el ejido, pero el ejido en el fondo es tratado como pequeña propiedad a partir de la reforma de Salinas; por eso falta. Y yo me pregunto, se reconoce al ejido, ¿y las resoluciones presidenciales? También decían antes de los pueblos indígenas, decían, como no querían decir, no querían reconocer a los pueblos, las resoluciones decían “comunidades indígenas”. A cada quien había que separarlos de sus pueblos, y eran resoluciones para las comunidades de reconocimiento, donde el Estado mexicano reconocía y titulaba esos bienes comunales.

No es lo mismo la propiedad del ejido y la propiedad de las comunidades indígenas, que deberían de ser pueblos indígenas, pueblos indígenas debería de ser un nuevo apartado, una nueva fracción del artículo 27º para reconocer este régimen de propiedad, que no es igual que el ejido. El ejido es una dotación donde el Estado mexicano dota.

Por eso, la gran afrenta que hizo el Estado mexicano contra Zapata cuando lo asesinaron, allá a lomo de su caballo “el as de oro”, allá en Chinameca el 10 de abril del 19, le dieron el bastón de mando para que luchara por su pueblo, que es Anenecuilco, tierras que le habían sido arrebatas por la exhacienda del hospital y que lucharon para recuperar sus tierras como pueblo indígena.

Pero el Estado mexicano, Anenecuilco, no le reconoció y tituló sus bienes comunales. Les dio una dotación de tierras, porque le quiso decir “yo te doy las tierras”, “yo te doto”, “yo te doy las tierras y no te reconozco”, para tratar de humillarlos y para tratar de decir que gracias al Estado mexicano te estoy dando estas tierras, porque no te reconozco que sean tuyas.

Todo eso hoy tenemos que acabar con ese agravio y reconocer las tierras de los pueblos indígenas de México. Y también las tierras, hace muchos años también las comunidades o los pueblos afrodescendientes donde se instalaron, reconocerles esa propiedad de la tierra también a esos pueblos.

Tenemos que modificar el 27º constitucional para ponerle que en México existen los regímenes, el régimen de propiedad pública, privada y social.

Tenemos que modificar el artículo segundo de la Constitución porque en los acuerdos de paz el planteamiento fundamental no era poner a la letra, como seguramente tampoco es poner a la letra nada más los pueblos afrodescendientes o los pueblos indígenas.

Era que esos pueblos fueran sujetos de derechos, que eso es lo más importante. Porque si no, es una mención nada más. Al final, si no eres sujeto de derecho, pues no eres sujeto de…; cómo les vas a reconocer que sean sujetos a la consulta popular, o derecho a la consulta, que decía la compañera Xóchitl Gálvez, si no los reconoces como sujetos de derecho, que es la propuesta que está haciendo nuestro Presidente y que ayer hizo nuestra presidenta electa Claudia Sheinbaum ante el Congreso.

Hay que reconocer el derecho al territorio, el derecho a la tierra, el derecho al medioambiente, al agua. Es importante, pero en ese sentido; el derecho a la consulta, pero también en ese sentido es importante primero reconocer que son sujetos de derecho público de derecho por el Estado Mexicano.

Por eso, esa Iniciativa que presentó nuestro Presidente es fundamental. de ahí se tienen que derivar otras iniciativas más, pero esa es la Iniciativa madre.

Si tú no los reconoces como sujetos de derecho igual que a los pueblos afromexicanos entonces tú los pones…; ¿qué hizo Fox cuando dijo que iba a cumplir los acuerdos de San Andrés Larráinzar en cinco minutos?

Pues planteó que México era una sociedad pluricultural, que estaban los pueblos indígenas, pero como letra, no como sujetos de derecho, que es muy importante.

Por eso hoy estamos aquí para que a los pueblos indígenas y a los pueblos afromexicanos en nuestro país hoy se hace este gesto de ponerlos en una placa de honor, en una mención de honor aquí en el Senado por el reconocimiento que se merecen.

Porque como lo dijo aquí nuestro maestro, nuestro doctor veracruzano: ¿Quiénes hicieron la Independencia? ¿Quiénes dieron la batalla contra los franceses? ¿Quiénes derrotaron a los franceses en aquella heroica batalla del 5 de mayo en Puebla? Los indígenas zacapoaxtlas.

Hoy tenemos a una compañera que es diputada, a Gloria Sánchez López, expresidenta municipal de Juchitán, y diputada federal, que hoy nos va a acompañar desde el Congreso de la Unión en la siguiente Legislatura, aparte de la compañera Beatriz Mujica, que hoy está aquí también con nosotros.

Entonces, ¿quiénes dieron la batalla en la Revolución? Gran parte de los muertos que hubo en la Revolución Mexicana, y en la Independencia, y en la Reforma también, porque todas las guerras de intervención que hubo por los norteamericanos en el 47 por el ejército francés después, fueron los pueblos indígenas, muchas veces usados como carne, los pueblos afrodescendientes, como carne de cañón por los mestizos que en aquellos años gobernaban, o por los españoles que gobernaban durante el tiempo de la Colonia en este país.

Entonces, por eso, para nosotros es muy importante entender que vamos hoy por un segundo piso de esta gran transformación que está viviendo nuestro país precisamente para hacer justicia, porque lo más importante, esta enorme votación que se tuvo en esta elección pasada con cerca de 36 millones de votos fue la lucha por la justicia.

Por eso, acordémonos cuando Zapata fue a ver a Madero, y Madero y Zapata le dijo a Madero: “Madero: devuélvele las tierras a los indios como te veas comprometido, y si no se las devuelves, volverás a ver a los indios levantados en armas en este país”. Agarró su máuser y le pegó al escritorio del presidente Madero, Zapata, que fue después lo que originó el Plan de Ayala aquel 28 de noviembre de 1911.

Entonces, ¿y qué le dijo Madero a Zapata?: “Vete a los tribunales; vete a los Tribunales”. ¿Quién quería ir a los Tribunales? ¿Quién quería ir al Poder Judicial Federal si está lleno de corrupción, si son un nido de impunidad, de nepotismo?

Por eso, la gran Reforma, una de las más grandes reformas que vamos a hacer como Cuarta Transformación, terminando esta administración y empezando la otra, es la Reforma del Poder Judicial de la Federación para acabar con la corrupción en el Poder Judicial.

Los privilegios y la impunidad que se ha adueñado de esa parte del Estado Mexicano y que no hace justicia a favor del pueblo.

¿Cuándo hemos visto que haga justicia la Corte a favor de los pueblos indígenas, a favor de los campesinos de México, a favor de los derechos humanos, de nuestra gente, de los más olvidados, de los más abandonados? ¡Nunca!

Por eso hoy tenemos que ir a una Reforma profunda de ese Poder que no ha hecho justicia. Hoy tanta impunidad, hoy tanta violencia que dejaron sembrado esos del modelo neoliberal del pasado.

Por eso hoy, compañeras y compañeros, la gente salió a votar y a votar. Se llenaron las plazas y las urnas. Más de 36; cerca de 36 millones de votos más lo que seguramente por ahí se robaron y no cayeron en las urnas, o no aparecieron en las cuentas.

Todavía hoy estamos viviendo muchos litigios poselectorales en muchos lugares del país.

Pero, compañeras y compañeros:

Hoy, lo que estamos haciendo aquí, el Senado Mexicano es haciendo justicia por los pueblos indígenas de México y por los pueblos afrodescendientes de México.

Muchas gracias.

SENADORA ANA LILIA RIVERA RIVERA: Muchas gracias, senador Narro.

Y finalizamos esta ronda de oradores con nuestro querido compañero, el señor Moctezuma.

SEÑOR MOCTEZUMA: (Inicia intervención en dialecto). Muy buenas tardes.

Me da gusto estar aquí reunido, felicitándonos por el esfuerzo de los senadores, encabezada por la presidenta de la Mesa Directiva, Ana Lilia Rivera Rivera, por hacer visible algo que corre por nuestras venas, que corre por nuestras raíces y que tiene un sentido, después de 505 años de dolor desde que pisaron las huellas invasoras de la otra cara del mundo nuestro suelo, hasta la fecha en una macro historia, en un ciclo que estaba como parte de nuestra cultura.

Y por ello es que el (inaudible) se reunió para lanzar una consigna el 13 de agosto de 1521, año juliano, ahora sería 23 de agosto el aniversario, en donde voy a leer dos fragmentos:

“Nuestro sol se ocultó, nuestro sol se perdió de vista, y en completa obscuridad nos ha dejado, pero sabemos que otra vez saldrá y nuevamente nos alumbrará.

“Pero mientras allá esté en la mansión del silencio, muy prontamente reunámonos, estrechémonos, y en el centro de nuestro ser ocultemos todo lo que nuestro corazón ama y que sabemos que es gran tesoro”.

Y más adelante sigue: “Ahora nosotros ordenaremos a nuestros hijos e hijas no olviden informar a sus hijos e hijas cuánto habremos de aprender de este caos, cuánto habremos de asimilar en estos años de oscuridad para levantarnos y alcanzar fuerza de nuevo, y cuan bien realizaremos el gran destino de nuestras amadas tierras”.

Y yo me pregunto si no es un verdadero caos del que tenemos que aprender ahora que tengo responsabilidad sobre el agua, que, en el mismo lugar, un día haya una sequía extrema que le niegue el agua a las familias por semanas y a los cuatro días esté inundado.

Estamos hablando de la Sierra de Guadalupe, de la Sierra de Santa Catarina, estamos hablando de miles de espacios.

Esa división que Dios nuestro Señor creó en el tercer vientre, el agua y la tierra, no es parte de nuestra cultura. Nuestra cultura integra el agua, la tierra, la vida como un todo.

Nuestra cultura maneja ciclos. Nuestra cultura sabe retener el agua en cuencas altas, sabe manejar las aguas de tormenta, sabe respetar humedales, ríos, lagunas que hoy están colapsándose por una criminal conducta de las autoridades racistas, clasistas y proimperialistas del agua.

Y yo me atrevo a preguntarles, ¿quiénes de ustedes tienen problema de agua en sus comunidades? Y es un tema de vida o muerte de todos los días.

Y, quiero decir que hay una lucha profunda en nuestra nación por el derecho humano al agua, por los derechos de la naturaleza, ¿y quiénes creen que han sido la punta de lanza en estos doce años de lucha para cumplir con el mandato constitucional de lograr una Ley General de Aguas, de derechos, de planeación? Los cucapus, los ñañus, los mayas, wixarikas, nayeris, sedis, chocholtecos, zoques, yakis, tenecs, tohona, odam, chontales, mazahuas, nahuas, afroamericanos.

Han sido la punta de lanza para lograr una coordinación que busca agua para todas y todos, agua para la vida.

Y en este proceso, no se ha alimentado el odio ni la división, ese es un invento que viene de Europa. Nuestras comunidades estaban hermanadas, (inaudible). Nuestras comunidades construyeron grandes consensos por el agua.

¿Cómo es posible que hubiera una cuenca manejada con más de 300 mil habitantes de manera magistral, como fue la cuenca de México, que hoy está en la lista de las Naciones Unidas, como la cuenca más amenazada del mundo, después de que se colapsó el Mar Aral?

¿Cómo es posible que pensemos que va a haber una guerra del agua?

Nosotros planteamos que va a haber un gran consenso por el agua, y esto ya se adelantó en el proceso que les refiero, con temas que se han acordado. En primer lugar, la abrogación de la Ley de Aguas Nacionales, ley salinista hecha de rodillas ante Washington como condición para aprobar el Tratado de Libre Comercio.

Y, construir una ley que en primer lugar respete a nuestra Madre Tierra. En segundo lugar, respete los derechos ancestrales y las aguas de los pueblos, los sistemas comunitarios y los núcleos agrarios. En tercer lugar, impulse la planeación consensuada para restaurar cuencas y acuíferos. En cuarto lugar, acabar con la compra-venta de derechos con el acaparamiento y el despojo.

En quinto lugar, con acceso prioritario, eficiente y universal, al agua potable para uso doméstico.

¿Qué tal con el racismo del agua? ¿A quiénes les falta el agua? A los pueblos originarios, a los descendientes, a los afromexicanos.

En sexto lugar, se plantea cerrar las puertas a la privatización. En este sexenio se ha logrado detener este fenómeno, en este sexenio se ha logrado contener trasvases, pozos ultraprofundos que rompen el ciclo del agua.

Esta idea de traer agua de muy lejos a altos costos, para luego arrojarla sin tratamiento, contaminada también muy lejos. Sin embargo, siguen los buitres buscando grandes ganancias, siguen de nuevo las posibilidades de que nos despojen a nuestros pueblos para llevar agua a las grandes metrópolis. Y por lo tanto, este es un tema que nos debe de mantener alertas.

Se propone la regeneración de aguas residuales, aguas nuevas que además podrían ayudar a restablecer los ciclos en los humedales con soluciones basadas en la naturaleza.

En octavo lugar, poner fin a la contaminación.

En noveno lugar, prohibir agua para la minería tóxica, el fracking y megaproyectos destructivos, que son un cáncer, que son una llaga en nuestra patria.

En décimo lugar, asegurar, como ya se ha insistido, recursos públicos parejos.

Y no son tantos, porque las comunidades indígenas y aquel que tiene ciencia y tecnología en la mano tiene proyectos buenos, bonitos y baratos que son combativos, como en el caso del lago Tláhuac-Xico, precisamente por eso, porque anulan la posibilidad de seguir con el cuento del día cero y que las grandes inversiones nos van a sacar de apuros.

Onceavo lugar. Garantizar acceso pleno a la información, plena transparencia.

En donde el agua está contaminada necesitamos saberlo para poder corregirlo, y mientras tanto, como dice la abuela Amalia, saber cuidarnos, saber hacer las actividades, saber consumir, de modo que nos abata la enfermedad y la muerte.

Y, por último, justicia hídrica frente a la impunidad flagrante y la corrupción que se da en la gestión del agua y frente a los asesinatos, los secuestros, la prisión a los defensores ambientales y del agua. Estos son consensos.

¡El agua no se vende! ¡Se ama y se defiende!

Son consensos que han sido abrazados por universidades, centros de investigación, comunidades especiales de bases, sindicatos en todo el país, que están plasmados por esta propuesta de Ley General de Aguas, que está en manos del Senado y que seguramente va a seguir siendo impulsada por los senadores valientes que se queden y nosotros les apoyamos desde abajo.

Este es un tema que nos une. Nuestras culturas son culturas del agua. No había una separación entre acuíferos y cuerpos de agua externos.

Esto, y toda una ideología de que hay que sacar las aguas fuera de nuestros campos, de nuestras comunidades, fue algo que vino de una cultura (inaudible); del desierto, que en lugar de aprender y adaptarse como tenemos que hacer hoy, negaron la cultura hídrica de nuestros pueblos.

Y, por eso, pues hago una respetuosa invitación para que, teniendo en cuenta estas últimas frases:

¿Cuánto habremos de aprender de este caos? ¿Cuánto habremos de asimilar en estos años de obscuridad para levantarnos y alcanzar fuerzas de nuevo?

Con respeto les pido, que antes de develar, en un momento muy emocionante con letras de oro la tradición y la presencia de los afroamericanos y de los pueblos indígenas en nuestro país, nos pongamos de pie en un minuto de silencio por estos 505 años de dolor profundo, de trauma colectivo, pero también de celebración de vida, y también de preguntarnos:

¿Dónde, dentro de nosotros, está nuestro poder? ¿Dónde, dentro de nosotros, está la fuerza para levantarnos y continuar y culminar la construcción de un México transformado?

SENADORA ANA LILIA RIVERA RIVERA: Solicito a Servicios Parlamentarios abrir el reloj para medir el minuto de silencio.

Gracias.

(Minuto de silencio)

SENADORA ANA LILIA RIVERA RIVERA: Muchas gracias.

Saludamos la presencia del senador José Antonio Álvarez Lima. Muchas gracias por su asistencia, señor senador.

Procederemos ahora a la develación del apotegma en el Muro de Honor.

Solicito a quienes conforman el presídium, trasladarnos a la base del Muro de Honor para la develación de esta ceremonia.

En su momento, nos pondremos de pie para develar el apotegma correspondiente y continuaremos de pie para entonar nuestro Himno Nacional.

(Develación de la leyenda en el Muro de Honor)

(Himno Nacional)

Texto y Foto: Cámara de Senadores